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afrol news, 23.05.2002 - La lenta respuesta de los donantes a la crisis mauritana está obstaculizando e incluso deteniendo las operaciones internacionales de emergencia en el país, el cual sufrió sequía y lluvias torrenciales hace pocos meses. Unas estimados 250.000 víctimas de los desastres naturales todavía están esperando a que llegue la ayuda. El Programa Mundial de Alimentación (WFP, por sus siglas en inglés) - el cual está coordinando las operaciones de emergencia de alimentos junto con la Comisión de Seguridad Alimentaria de Mauritania - hizo ya hace más de un mes un llamamiento a sus donantes internacionales para conseguir unos 7,5 millones de dólares. Hasta ahora, tan sólo dos países han contestado a la llamada. Han llegado 200.000 dólares de Finlandia y 91.000 dólares de Italia. El representante en Mauritania de WFP, Philippe Guyon-Le Bouffy, mantiene que la operación no puede comenzarse hasta que el WFP ha recibido suficiente contribuciones para poder comprar arroz, sal y aceite para cocinar. Informó que su agencia iba a aprovecha la reunión bianual de sus ejecutivos en Roma para pedir a la sociedad internacional donar más para este asunto. La operación mauritana - que tiene la meta de proveer unas 16.000 toneladas métricas de alimentación durante nueve meses - tenía previsto empezar en el pasado mes de abril como respuesta rápida a la inaudita crisis alimentaria. La aguda falta de comida en este pobre país de África Occidental fue provocada por las sequías típicas de la temporada, en combinación con una mala distribución de la lluvia en la temporada agrícola de 2001/02 y unas lluvias extremamente fuertes y destructivas entre el 9 y el 11 de enero de este año. Las lluvias hicieron que se llegasen a pudrir más de 6.000 toneladas de arroz, destrozaron las pasturas y las cosechas y mataron a los ganados. Las regiones de Trarza, Brakna, Gorgol y Tagrant fueron las más afectadas. Según las últimas cifras, unas 5.941 casas privadas fueron destruidas, además de escuelas y otros edificios de servicios sociales durante las lluvias, que mataron a 20 personas. Como primera reacción ante la crisis, la oficina local de WFP lanzó una operación de emergencia para distribuir unas 459 toneladas de cereales durante los primeros tres meses de este año. Las nuevas operaciones se concentrarán en las poblaciones vulnerables en el sur el país, según informa la agencia.
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