Después de la caída de dictador militar Moussa Traoré en 1992, el actual Presidente Konaré ha
liderado el país democráticamente satisfaciendo tanto al pueblo de Malí como a la comunidad
internacional y probablemente hubiese sido reelegido si la Constitución no le cerrase la
posibilidad de solicitar un tercer mandato. Dimitiendo de la presidencia, Konaré ha dado señales
de dejar la política nacional. Se encuentra entre los candidatos favoritos al puesto de Alto Durante su presidencia de diez años, Konaré ha promovido la descentralización y conseguido acabar con la larga historia nacional de violaciones de derechos humanos, sucesivas dictaduras y conflictos étnicos armados. El legado democrático de Konaré quizás se resume en su voluntad de dimitir de su puesto, contrastando con muchos de sus colegas. Los candidatos que tienen la mayor posibilidad de sucederle son tres grandes señores de la vida política maliense; un anterior jefe de estado, dos anteriores primeros ministros y un ex ministro. El favorito es de la oposición. El partido gubernamental, la Alianza para la Democracia Maliense (ADEMA), presentó el mes pasado Algo más sorprendente fue el anuncio el mes pasado de la candidatura del ex-jefe de estado militar maliense, General Amadou Toumani Touré. Touré fue el hombre que restauró la democracia en el país en 1992 después de haber derrotado al dictador militar Traoré en un golpe de estado. Encabezando un comité de transición, Traoré ayudó a preparar las elecciones democráticas en 1992, en las cuales el Presidente Konaré llegó al poder por primera vez. Esta historia hace a Touré un popular candidato fuera del establecimiento, aunque se nota como hecho negativo que sigue llevando su uniforme militar. Un tercer hombre de interés particular es Mandé Sidibé, Primer Ministro hasta su dimisión en marzo. Sidibé es un anterior alto oficial del FMI, con talento para liderar el gobierno de Konaré en febrero 2000. Sin embargo, es más reconocido por su buen gobierno en el extranjero que entre sus compatriotas. Sidibé también es de ADEMA, pero perdió el duro proceso de nominación del partido gubernamental a El candidato más prominente de la oposición es Ibrahim Boubacar Keïta, uno de los hombres más ricos de Malí y jefe del partido Reunión para Malí (RPM), que fundó el año pasado. Keïta es un anterior colega de Cissé y ha sido Primer Ministro maliense entre 1994 y 2000, antes de romper con ADEMA para hacerse su propio partido y dejar el puesto a Sidibé. Aunque poco diferencia la popularidad de los candidatos el último mencionado parece tener una ventaja frente a los demás. Según BBC, Keïta ha obtenido el apoyo de "un colectivo poderoso de 20 asociaciones islámicas" en la última semana antes de las elecciones, las cuales han instado a la gran mayoría musulmán del país a votar a él. Las asociaciones también están usando sus medios, incluso programas de radio, para promover a Keïta. Aunque muchos musulmanes no están de acuerdo en que Keïta es la mejor opción para el Islam - en su época de Primer Ministro se introdujeron las loterías y casinos - la recomendación del colectivo islámico obviamente todavía mejora las posibilidades de Keïta. Sin embargo, hay un total de 24 candidatos a la presidencia que conseguían pagar la fianza de 8000 euros para calificarse. Sólo una, la única mujer que iba a presentarse, no pudo movilizar el dinero necesario. El gran número de candidatos, sin embargo, no está registrado totalmente como un recurso entre los maliense. Dada su capacidad para pagar la fianza, cualquier ciudadano maliense tiene el derecho a una ayuda financiera del gobierno para llevar su mensaje político al electorado. Con los calculados gastos totales de 8,5 millones de euros para financiar a los 24 candidatos, muchos compatriotas se preguntan si la democracia de Malí está viviendo por encima de sus posibilidades. Por supuesto, hay altos gastos relacionados con asegurar unas elecciones demócratas en un país de
una extensión tan enorme y con una densidad de población tan baja como es el caso de Malí.
Dominan los problemas logísticos. Concretamente, hay urnas electorales móviles traídas a camello
para cumplir con las necesidades democráticas a las zonas más aisladas. No se ahorra nada para
asegurarse de un veredicto popular sobre los candidatos.
Por Knut Henrik Gjone, afrol News
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