El
Baláfono de Guinea
Guinea es el país por excelencia del baláfono, cuyo uso supera incluso al del instrumento rey del África Oriental, el
yembe. Ya se conoce desde el s. XVII en escritos de algunos viajeros europeos a la nueva tierra americana, que compartieron sus viajes con africanos.
El instrumento en sí no ha cambiado demasiado su diseño a lo largo de los siglos.
Su cuerpo está formado por una serie de tablillas o listones de madera alargados, de forma rectangular, cuyo número puede variar, pero que generalmente suele ser de aproximadamente 20. Listones que acaban siempre en un hierro que los ensambla. La madera, normalmente "béné", ha recibido para ello un tratamiento previo que ha consistido en quemarla un poco para así conseguir luego unos tonos musicales más acentuados. En algunos casos, se introducen en el instrumento unas hileras de calabaza para aumentar la resonancia que se producirá cuando la cuerdas, con una escala de siete notas, rocen la panza del instrumento.
Tradicionalmente, los gambienses han ido contado de generación a generación la historia de la aparición del
baláfono tradicional o sosso. Según la leyenda, fue Samouro Kante, principal rival del primer rey mande, quien recibió el instrumento a través de los espíritus y con la condición de poder tocarlo únicamente él. Pero llegó el día en que Samouro nombró a un balofonista oficial, el griot Bala Faséke. Gracias a este honor, la familia Faséke ha sido considerada tradicionalmente como custodiadora del instrumento, llegando hasta nuestros días la tradición. Hay que destacar la labor llevada a cabo por uno de los descendientes de los Faséké, en concreto El Hadj Djeli Sory Kouyaté. Él, con su participación en el Ballet Djoliba en los años 60 llegó a hacer conocido el
baláfono internacionalmente, como también hizo más tarde al colaborar con Kandia Kouyaté, de Malí, en el espectáculo que recorrió Europa y América bajo el nombre de "Africa Oyé".
Así, llegando a nuestros días, vemos que el baláfono guineano goza de una merecida atención en todo el mundo. Ello se debe también al trabajo de artistas guineanos tan reconocidos hoy a nivel internacional como Sekouba "Bambino" Diabaté o Ibro Diabaté, además de la ya estrella mundial Mory Kante. Todos ellos tienen en común haber llevado a cabo la introducción del
baláfono en todos los estilos musicales modernos (sobre todo en el caso de Mory Kante y otros como Kante Manfila), y con ello, como decimos, su internacionalización, que ya comenzó Kouyaté o aquellos africanos que viajaron a América en el S.XVII. Internacionalización que sigue en aumento más que nunca en el 2000 (ahora podemos escuchar el
baláfono incluso en la versión disco que se ha hecho este mismo año del archiconocido "Yeke-yeke" de Mory Kante).
En el resto del África Oriental, al mismo tiempo, no podemos olvidar citar la figura de Keletigui Diabaté, desde Malí. A pesar de tener una extensa experiencia con diversos instrumentos, acabó prefiriendo la tonalidad del
baláfono guineano. Pero su labor no se quedó ahí. Su inquietud le llevó, junto al músico de jazz Lionel Hampton, a crear un nueva forma de utilización del instrumento. Así, tuvieron la idea de tocar los dos al mismo tiempo el
baláfono, cada uno por su lado, pero con la especial característica de ir siempre uno siguiendo al otro, encargado de ir marcando el ritmo. Actualmente , Keletegui participa en un trío instrumental con Toumani Diabaté (kora) y Basekou Kouyaté (ngongi).
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