Nuevos ataques contra extranjeros y refugiados afrol News, 04.02.2003 - Mientras la mayor parte de los residentes occidentales han abandonado ya Costa de Marfil, los refugiados e inmigrantes de los países vecinos son víctimas de ataques por parte de la población local y se les impide abandonar el país. En Abidjan, donde las protestas contra los franceses y el acuerdo de paz de París han sido más fuertes, continúan todavía los ataques contra los supuestos enemigos. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informaba hoy que los recintos donde se encuentran los refugiados e inmigrantes están siendo atacados por los manifestantes. - Hemos recibido informaciones sobre grupos de hombres armados que cometen ataques durante la noche en al menos dos de las zonas más pobres de la ciudad, amenazando a la población e incendiando viviendas, explicaba hoy la portavoz de ACNUR, Delphine Marie. Abidjan había sido denominada, hace no mucho tiempo, como la capital de África Oeste, donde la vibrante ciudad concentraba la mayor parte de la fuerza laboral de toda la región. A lo largo de la última década también los refugiados de los países vecinos en crisis, principalmente Liberia, han elegido esta metrópolis como su destino. El odio hacia los extranjeros comenzó a expandirse repentinamente en Costa de Marfil y se polarizó con las elecciones de 2001, cuando los cristianos del sur se enfrentaron a los musulmanes del norte. La población del norte se simpatizó con los extranjeros, según se decía, y durante la guerra civil que sufre el país desde hace seis meses todos los extranjeros son vistos como enemigos. El pasado otoño atacó la policía los barrios más pobres de la ciudad y quemó parte de las zonas de chabolas en las que residían refugiados y extranjeros. Desde entonces, es la propia población de Abidjan la que ataca a los residentes que proceden de fuera del país. Millares de oeste africanos intentan ahora regresar a sus países de
origen, incluso los liberianos, a pesar de que la guerra también continua
en Liberia, donde el dictador Charles Taylor gobierna con mano dura.
|