Según el Acuerdo de Dakar del pasado 18 de abril, el candidato a la presidencia y alcalde de la capital Antananarivo, Ravalomanana, tuvo que retirar su auto declaración de ser presidente, condición que ha cumplido. Además, tanto él como el Presidente Ratsiraka iban a respetar el movimiento libre de bienes y personas por todo el país, lo que conllevaba que los seguidores de Ratsiraka tendrían que levantar el bloqueo de suministros a Antananarivo, donde está basado el gobierno de Ravalomanana. Esto no se ha realizado, ya que los principales seguidores de Ratsiraka - en particular cinco gobernadores partisanos - exigen que el gobierno de Ravalomanana también se disuelva, aunque esto no está mencionado en el Acuerdo de Dakar. Mientras el problema del bloqueo de Antananarivo pareció un problema temporal de la implantación del acuerdo, los nuevos ataques de los cinco gobernadores y de Ratsiraka son una concreta ruptura con el plan de paz. El pasado viernes, los cinco gobernadores declararon que no iban a aceptar el recuento de los votos de las controvertidas elecciones presidenciales del pasado diciembre y amenazaban con declarar autónomas las zonas bajo su control. Hoy, el Presidente Ratsiraka ha repetido estas declaraciones. El recuento se basa en una orden del Tribunal Alto Constitucional madagascarí (TAC) de este mes, que anuló el disputado recuento anterior y ha empezado a volver a contar los votos. Se espera que se publiquen los resultados mañana (lunes). Según el Acuerdo de Dakar, que prevé el recuento del TAC, Ratsiraka tendrá que transferir la presidencia a Ravalomanana si con el segundo, como afirma, se revela haber ganado directamente las elecciones. Si ninguno de los candidatos consiguió más de un 50 por ciento de los votos, Ratsiraka seguirá como Presidente mientras se nombrará a Ravalomanana Presidente del nuevo Consejo Superior de Transición, que será el segundo puesto de la jerarquía estatal. Juntos iban a nombrar un gobierno de transición, todavía según el Acuerdo, para preparar en menos de seis meses un referéndum en el cual el pueblo madagascarí elegirá entre los dos, bajo el control electoral internacional. Después de firmar el Acuerdo de Dakar - donde se observó a los dos rivales abrazándose y pareciendo reconciliados - los dos dieron la orden de acabar con la violencia que hasta ahora ha costado la vida a por lo menos 35 personas. No querrían entrar a la historia de Madagascar como responsables de una sangrienta guerra civil. Sin embargo, Ratsiraka no dio la orden directa de levantar el bloqueo de la capital. Mientras el Presidente Ratsiraka hizo su gira presentándose como hombre de la paz por capitales africanas y París, los cinco gobernadores sosteniéndole cambiaron la agenda en Madagascar desde su base en la "capital" rival, Tamatave, principal puerto de la isla y baluarte de Ratsiraka. Introdujeron la nueva condición de la disolución del gobierno de Ravalomanana para levantar el bloqueo. El Primer Ministro de Ravalomanana, Jaques Sylla, rechazó la demanda y se empezó a esperar que el bloqueo siguiese hasta la publicación del resultado del recuento. El pasado viernes, el portavoz de los cinco gobernadores que apoyan a Ratsiraka rompió con la última esperanza cuando declaró a la agencia de noticias francesa AFP que no iban a respetar una posible victoria de Ravalomanana en el recuento del TAC. En este caso, "el conflicto" se resumirá, declaró el Senador Annick Daahy. "Rechazamos de antemano este recuento del voto porque [...] se está realizando sin los representantes de Ratsiraka", dijo. Si Ravalomanana y su gobierno no dejasen el poder, iban a declarar las zonas bajo su control como autónomas. El propio Ratsiraka, todavía en París, no comentó la nueva escalada del conflicto, produciendo especulaciones de que "no controla sus tropas". Hoy volvió a Madagascar, a su "capital" rebelde, e inmediatamente repitió las amenazas de sus gobernadores. En un discurso a unos 400 seguidores en Tamatave, Ratsiraka declaró que el TAC era una institución ilegal y que los resultados del recuento no importarán nada. También repitió que el gobierno rival en Antananarivo tuvo que disolverse para que se levante el bloqueo. "Soy el único Presidente. El gobierno ilegal de Ravalomanana tiene que dimitir [...] el llamado Primer Ministro tiene que dimitir", declaró Ratsiraka, según BBC. Mientras tanto, los "facilitadores de la paz" - los Presidentes de Senegal, Benín, Gabón y Mozambique y el jefe de la Organización de Unidad Africana (OUA), que eran los padrinos del Acuerdo de Dakar - están buscando nuevas posibles iniciativas para implantar el Acuerdo, que al final era un papel demasiado grueso. La OUA está preparando una delegación que viajará a Madagascar esta semana, aunque observadores ya no le dan mucha posibilidad de conseguir una solución al conflicto. En Antananarivo, ya se han iniciado los preparativos para el conflicto que se espera que será de larga duración. Una recientemente establecida Fundación para la Reconstrucción de Madagascar (FAR) está apelando a la diáspora madagascarí y a la comunidad internacional para la financiación de un puente aéreo entre el extranjero y Antananarivo. Según un comunicado de FAR, "el transporte de combustibles mediante avión es una solución 'lista' para romper con el bloqueo a manos del Almirante Ratsiraka." Ya se han movilizado más de 20.000 euros. Mientras la capital tiene recursos inherentes de poder sobrevivir el bloqueo más tiempo, las partes de la provincia que también están bajo el bloqueo, sin embargo, han llegado ya a una situación crítica. Según informan ONG locales, unos estimados 7.500 niños y 400 mujeres ya han fallecido a consecuencias de la falta de medicinas, servicios sanitarios y comida y la interrupción de programas de vacunas por la falta de gasolina. La crisis ha aumentado la mortalidad de los más débiles de la sociedad rural y el campo de Ravalomanana está ya hablando de un genocidio por parte de Ratsiraka. Alain Rajaonarivony, editor del medio pro-Ravalomanana, ayer apeló a la comunidad internacional para que interviniese, "y no solamente de forma verbal, sino también señalando a la persona responsable del genocidio y firmemente condenarla y ayudar al gobierno [de Ravalomanana] y a la población en manera muy concreta". Pero Rajaonarivony tiene poca esperanza e indica que "lo peor, probablemente, no lo hemos experimentado todavía".
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