En primer lugar, hay que aclarar que hoy en día se practican
diferentes tipos de mutilación genital femenina (MGF). Los conocidos son: El tipo
de mutilación genital más utilizado es el de la excisión del clítoris
y el labio interior, que se realiza en más del 80% de los casos. La
técnica más extrema es el de la infibulación, que constituye el 15% de
todos los procedimientos y es la más común en, por ejemplo, Somalia y
Sudán. Consecuencias sanitarias de la MGF - Las complicaciones inmediatas incluyen, además del intenso dolor y heridas, colapsos, hemorragias, retención de orina. Las hemorragias y la infección pueden causar la muerte. Recientemente, han surgido complicaciones además en relación a la posible transmisión del VIH debido a la utilización del mismo instrumento en distintas operaciones, aunque este tema no ha sido aún investigado en detalle. - Las consecuencias a largo plazo incluyen quistes, abscesos, formación de cicatrices, daños en el útero que conllevan la retención de orina, disfunciones sexuales y dificultades para el parto. - Salud psicológica y sexual: la mutilación genital conllevará una pesada marca para la vida y la salud mental de la mujer que la ha padecido. En términos amplios, las mujeres mutiladas genitalmente sufren sentimientos de inferioridad, ansiedad y depresión. La edad a la que se practica la mutilación genital a las mujeres varía dependiendo del área. Se realiza tanto a bebés, como a niñas, adolescentes y, en algunas ocasiones, a mujeres maduras. Las razones dadas por las familias para llevar a cabo la práctica incluyen: - razones sexuales: la reducción o eliminación de tejido genital, particularmente del clítoris, conllevará una disminución de los deseos sexuales de la mujer, manteniéndose así casta y virgen antes de su matrimonio y fiel a su esposo una vez casada. Igualmente, el placer sexual del hombre será mayor con una mujer mutilada genitalmente. - razones sociológicas: identificación con la herencia cultural, la iniciación de las chicas en el papel de hacerse mujeres, la integración social y el mantenimiento de la cohesión social. - razones higiénicas y estéticas: la parte externa del genital femenino se considera sucia y debe ser removida para proporcionar higiene y una mejor apariencia estética. Además, tampoco se puede olvidar el mito según el cual la mutilación proporcionará a la víctima una mayor fertilidad y una larga vida a sus futuros hijos. - razones religiosas: algunas comunidades musulmanes, sin embargo, practican la mutilación genital a sus mujeres por la creencia de que así lo demanda la fé islámica. la práctica, en cualquier caso, es mucho anterior al Islam.
Intentos para acabar con la práctica En general, continúa prevalecindo la idea de que la mejor alternativa para combatir este ritual es la educación y que la prohibición sólo lograría empeorar las condiciones de su práctica, ya bastante primitiva por sí misma. La circuncisión es asumida en muchos países africanos como una de sus señas de identidad, por lo que los intentos externos para erradicarla, sobre todo si se sostiene que es un acto bárbaro o salvaje, no hacen más que afianzar su estimación por esta práctica. Los pocos intentos que se han realizado para eliminarla legalmente fracasaron. Así ocurrió en Kenia a principios de siglo, durante la colonización británica, y en Sudán, donde se propuso ilegalizarla en 1946. Los misioneros cristianos asentados en Burkina Faso intentaron hace décadas abolirla, amenazando con excomulgar a quienes sometieran a sus hijas a ese rito, pero también fue inútil. La OMS apuesta a combatir el ritual con información dirigida a jóvenes y líderes locales y religiosos con capacidad para influir en sus ámbitos de pertenencia. Tal vez ése sea el mejor camino, pero inevitablemente lento: se estima que hasta la erradicación de esta práctica tres generaciones de mujeres habrán sido víctimas de ella. La mayoría de las mujeres que han sufrido alguno de estos procemientos han sido africanas, de, concretamente, 28 de los 54 países que hay en el continente. Pero también la MGF se da en muchos de los países de Asia y Oriente Medio. Además, en los últimos años se está produciendo un incremento de casos en Europa, Australia, Canadá y EE.UU., principalmente debido a la inmigración. Actualmente, se estima que el número de niñas y mujeres que han sufrido la mutilación genital está entre unos 100 y 140 millones. Y cada año, al menos 2 millones de niñas corren un alto riesgo de sufrirla.
Fuente: WHO, El Corresponsal
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