afrol News, 24.01.2003 - El presupuesto de 2003 sitúa a un lado solamente pequeños recursos para las víctimas del hambre de Mauritania y para la lucha contra la pobreza. Mientras que las agencias humanitarias envían desesperadamente ayudas para poder alimentar a las víctimas de la sequía, el gobierno de Mauritania concedió solamente un 0,4 por ciento de su PIB para esta causa, "a pesar de la disponibilidad de recursos". Según un documento facilitado ayer por el Fondo Monetario Internacional (FMI) al que ha tenido acceso afrol News, los representantes del Fondo habían discutido el presupuesto nacional para 2003 con los miembros del gobierno mauritano a finales del año pasado. Las discusiones, entre otras cuestiones, "se habían centrado en el aumento de los gastos sociales y en aquellos relacionados con la pobreza", según el FMI. El gobierno de Mauritania había acordado con el Banco Mundial y el FMI aumentar ligeramente el gasto en salud y educación. Sin embargo, "en vista de la limitada capacidad de la puesta en práctica, no era posible aumentar los gastos sociales en más de 0,6 puntos del porcentaje del PIB, a pesar de la disponibilidad de recursos". El nuevo presupuesto, en total, conduce a una "reducción en los gastos relacionados con la pobreza en 2003" (en concreto un 0,2% del PIB)". Esta reducción era esencialmente debida al "billón de UM adicional (0,4 por ciento del PIB) asignado a las áreas rurales afectadas por la sequía en 2002". El billón de UM equivale a 3,8 millones de dólares o 3,5 millones de euros. Mientras tanto, desde junio de 2002, el Programa Mundial de Alimentación (WFP en inglés o PMA en español) ha venido advirtiendo sobre una emergencia de hambre en Mauritania, estimando que casi un millón de habitantes, de los 2,7 que forman el país, hacían frente a un cierto grado de inseguridad alimentaria. La agencia de la ONU ha tenido que interrumpir en varias ocasiones su distribución de alimentos debido a la carencia de donaciones. En 2003, el PMA planea conceder casi 30 millones de dólares a 580.000 víctimas de la sequía en el Sahel occidental, de las cuales unas 420.000 son mauritanas.
Desde el 1 de septiembre de 2002, el gobierno de Mauritania ha lanzado llamamientos urgentes para conseguir donaciones de alimentos. "Mauritania está haciendo frente a una alarmante escasez de alimentos que podrían conducir al hambre total a menos que se lleven a cabo medidas", explicaba hace unos meses un funcionario del PMA. La financiación de la agencia para los programas de emergencia en Mauritania está lejos de estar asegurada y la distribución de los alimentos ha tenido que ya ser interrumpida en varias ocasiones al no encontrarse fondos. Según el FMI, ningún aumento de los fondos de Mauritania para asegurar la distribución de los alimentos entre sus ciudadanos u otros medios de reducir pobreza no puede esperar. Los funcionarios del banco mundial del FMI y concluyen que la "capacidad débil de la puesta en práctica continúa impidiendo la reducción de la pobreza y una mejora más significativa en indicadores sociales". La economía pública de Mauritania, sin embargo, no va a sufrir perceptiblemente durante este año, ya que se espera un crecimiento del PIB de un 5,5 por ciento. Sin embargo, si se asumiese una "mejora en la capacidad de gestión", se esperaría entonces que el nivel de ahorros públicos "cayese con el aumento en el gastos sociales y aquellos relacionados con la pobreza". Si se diese este potencial gasto, habría un "déficit presupuestario total de un 2,3 por ciento del PIB". Éste no querría decir que el gobierno no tendría ningún fondo. El déficit estaría "más que financiado por los recursos externos", explica el FMI en el informe. Mientras tanto, el FMI animaba al gobierno de Mauritania para que acometiese sus reformas fiscales previstas. La imposición fiscal corporativa debía ser reducida de un 25 a un 20 por ciento este año, y los impuestos sobre la renta privada iban a ser disminuidos. Esta reducción de impuestos, por supuesto "beneficiaría a los más
pobres", prevé el FMI y el gobierno. De este modo, las víctimas de la
sequía y los desempleados urbanos deberían estar satisfechos al ver
reducidos este año los impuestos de sus salarios. Sin embargo, el FMI no
puntualiza que casi la totalidad de esta población carece de sueldos
algunos.
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