afrol News, 13.01.2003 - El llamamiento realizado por el gobierno mauritano, el 1 de septiembre del pasado año 2002, alertando de la situación de hambre entre su población, tan sólo sirvió para suscitar tímidas reacciones, en la práctica, por parte de los habituales estados que colaboran para el desarrollo del país africano, según un nuevo informe de 'Famine Early Warning Systems Network' (FEWS). Los programas de ayudas alimentarias aportados por la Comisaría de Seguridad Alimentaria (CSA) y el Programa Mundial de Alimentación (PMA) tienen dificultades para comenzar y son, en cualquier caso, insuficientes para solucionar la crisis alimentaria que afecta a los agricultores de Aftout, el valle del río Senegal y la meseta central. La mayoría de las familias que dependen de los cultivos y el ganado, en las zonas citadas, se encuentran sin reservas de cereales desde hace varios años y han perdido, con las inclemencias climáticas del pasado año, todo el poco ganado alrededor del cual tenían la práctica de desarrollar sus tradicionales estrategias de vida y supervivencia. En los mercados, no se encuentran más cereales tradicionales y la constante subida de los precios de los productos alimenticios importados limita las capacidades de estas familias para acceder a estos productos. El hambre, que ya afectaba a Aftout, ahora se ha extendido al valle fluvial y a la meseta central, donde además de los agricultores afecta a los ganaderos sedentarios. Las perspectivas son escasas, las importaciones de cereales de Malí aún más escasas y prácticamente nulas las de Senegal, de forma que ya sólo se puede depender de la solidaridades nacional e internacional. Si la primera funciona al máximo rendimiento se podría esperar a la segunda. La situación de los pequeños ganaderos de Trarza, Brakna y oeste del Gorgol, donde se consideraba que la situación era aún satisfactoria, fue debilitada precipitadamente por la rápida degradación de los pastos a causa de la llegada masiva de las manadas de las regiones del norte. Respecto a las previsiones de producción, según el nuevo informe de FEWS, se considera que las poblaciones más favorecidas llegarían a poder aguantar durante cinco meses más de sus necesidades alimentarias. En un contexto normal, los hogares rurales del país podían, basándose en su capital pastoral (los pequeños rumiantes esencialmente) y en el recurso a las contribuciones ecológicas (tales como productos de recolección, venta de madera y carbón etc.), administrar este déficit de 7 meses, viviendo un período difícil pero sin llegar a una situación de hambre. En la actualidad, respecto al mal desarrollo de estas zonas y el estado de empobrecimiento generalizado de estas poblaciones, es ilusorio creer que llegarán a mejorar su situación sin la llegada de ayudas exteriores. Numerosos hogares están sin recursos perennes y viven el día a día, gracias a la voluntad de la solidaridad local y a los hipotéticos envíos de ayudas extranjeras, denuncia FEWS. La grave situación que atraviesa Mauritania se debe, en gran parte, a las inclemencias climáticas (lluvia y frío) que sufrió en enero del año 2002. Entre los días 9 y 11 de enero se causó la muerte de unos 120.000 bovinos, ovejas y cabras, se produjo la descomposición de los pastos ya desecados, se destruyó alrededor de un 25% de las cultivos ya recogidos y se provocó una importante pérdida de bienes y vidas humanas en las zonas afectadas. La misión organizada por el PMA en enero de 2002 llegó a la conclusión de que unas 250.000 personas se encontraban en estado de inseguridad alimentaria en las regiones de Hodh EL Chargui, Hodh EL Gharbi, Assaba, Gorgol, Brakna, Trarza y Tagant. En junio de 2002, la Comisaría gubernamental de Seguridad Alimentaria
el Programa Mundial de Alimentación y FEWS consideraban que 1 millón de
habitantes (Mauritania cuenta con 2,7 millones) sufría, en distintos
grados, una situación de inseguridad alimentaria.
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