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Después del debate parlamentario de ayer sobre el papel de Bélgica en el asesinato del Primer Ministro congoleño Patrice Lumumba el 17 de enero de 1961, el Ministro belga de Asuntos Exteriores, Louis Michel, pidió a la familia Lumumba y al pueblo congoleño aceptar la disculpa del estado belga. Una comisión parlamentaria había llegado anteriormente a la conclusión de que Bélgica tenía "una responsabilidad moral" en el asesinato. Dos de los hijos de Lumumba, François y Roland, asistieron al debate parlamentario y fueron recibidos por el Primer Ministro, Guy Verhofstadt, y el Ministro de Asuntos Exteriores, Louis Michel. "El gobierno siente que debería extender a la familia de Patrice Lumumba [...] y al pueblo congoleño su profundo y sincero lamento por el dolor causado a ellos," dijo Michel. Michel informó al parlamento de que su gobierno va a crear la "Fundación de Patrice Lumumba," que será financiada de forma inmediata con 3.750 millones de euros y que recibirá anualmente donaciones de medio millón de euros. La fundación trabajará para "el desarrollo democrático" de Congo Kinshasa, financiando proyectos para la prevención de conflictos y el fortalecimiento de la justicia y la juventud. La familia de Patrice Lumumba "será clave en la gestión de la fundación," anunció el gobierno belga. François Lumumba, actualmente jefe de un partido de la oposición congoleña, explicó a la prensa en Bruselas que el tan esperado reconocimiento de la responsabilidad belga era "un paso determinante, una señal de coraje político que se debería felicitar." La prensa belga también manifestó su satisfacción por el paso dado por su gobierno. El periódico 'De Standaard' comentó que la disculpa había sido "una señal fuerte," pero exigió que "hay que continuar con las investigaciones sobre la descolonización, por muy vergonzoso que pueda ser. Si no, esto solamente ha sido una maniobra." Político controvertido El elegido Primer Ministro congoleño se perfiló como firme nacionalista y anti-colonialista, algo que rápidamente le perfiló como una persona temida en la ex-capital imperial, Bruselas. Aún peor, se le atribuía una fuerte simpatía hacia la Unión Soviética en una época en la que la Guerra Fría estaba en su momento más caliente. Así, llegó bajo la rigurosa vigilancia de los servicios secretos estadounidenses y belgas. Poco después de la rápida y poco preparada retirada belga de su gran colonia, el país cayó en una guerra civil. La provincia Katanga, rica en minerales, exigió su autonomía, y volvieron las tropas belgas (ya como cascos azules) a Congo. Después de un golpe de estado militar, las nuevas autoridades congoleñas arrestaron a Lumumba en diciembre de 1960 y le enviaron a la provincia de Katanga, entonces controlada por los belgas. Allí, supuestamente, fue ejecutado por soldados rebeldes congoleños. Según la historia oficial escrita de Bélgica y EE.UU., la matanza de Lumumba siempre había sido un asunto interno congoleño. Sin embargo, dentro de poco aparecieron versiones alternativas, en las que se implicaba la co-responsabilidad de la CIA y las autoridades belgas. En 1999 llegó el adelanto decisivo en la búsqueda de la verdad sobre la matanza de Lumumba. El sociólogo belga Ludo de Witte publicó su libro "El asesinato de Lumumba", donde documenta como oficiales belgas dirigieron y llevaron a cabo la matanza, para luego ayudar a deshacerse del cadáver. En sus relevaciones, de Witte acota un telegrama del Ministro belga de Asuntos Africanos, Harold d'Aspremont Lynden, ordenando que se mandase a Lumumba a Katanga. Llegando a Katanga, Lumumba fue ejecutado por un pelotón comandado por un oficial belga, según afirmó el oficial que acompañaba a Lumumba en una entrevista con de Witte. Eliminando las pruebas, el Comisario de Policía belga Gerard Soete y su hermano cortaron el cadáver con una sierra metálica y lo disolvieron en ácido sulfúrico, según afirmó el propio Soete en la televisión belga. Según las investigaciones de de Witte, también estaba envuelta la CIA. Un oficial belga involucrado le había contado que él mismo informaba al jefe de la estación de la CIA, Lawrence Devlin, sobre todos los pasos de la operación mientras se llevaba a cabo, hecho que todavía niega Devlin. Sin embargo, en un telegrama del director de la CIA Allan Dulles del año 1960, él concluía diciendo que "la eliminación de [Lumumba] tiene que ser un objetivo urgente y de primera prioridad." Investigaciones oficiales El Ministro de Asuntos Exteriores, Michel, dijo en un discurso al parlamento que su gobierno estaba de acuerdo con la comisión en que el gobierno de 1961 "no había ordenado la eliminación física de Patrice Lumumba," pero que sí había ignorado su "integridad física," algo que "obviamente [estaba] subordinado a otros intereses." Michel concluyó con que la "actitud de neutralidad y la apatía" belga había sido un "fallo serio," dando a Bélgica "una parte de la responsabilidad irrefutable" en la matanza de Lumumba. Finalmente, el asesinato de Lumumba llegó a ser la solución de los agravios estadounidenses y belgas en 1961, a cuenta del pueblo congoleño. A Lumumba siguió el dictador pro-occidental Mobutu Sésé Séko, que gobernó Congo ("Zaire") durante unos 30 años como si se tratase de hacienda privada y conllevando el empobrecimiento total de la nación. Mobuto fue seguido por la dinastía Kabila y una guerra civil todavía en marcha. Ninguno de estos líderes pro-occidentales se ha presentado a algunas elecciones
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