AFROL
Mujeres:
Sudán La
población civil del país más grande de África ha estado sufriendo durante
décadas a causa de una guerra civil, opresión política y religiosa, pobreza,
desastres naturales y poco respeto, en general, hacia los derechos humanos. Las
mujeres sudanesas, en particular, han sido las principales víctimas de estas
situaciones. Son oprimidas en nombre de la religión y la tradición
(mutilación genital femenina, trabajos ilegales en Jartum, etc.). Igualmente
son víctimas fáciles de la escasez de alimentos debida a los ataques,
desastres y la pobreza generalizada. Al mismo tiempo, tampoco escapan de la
violencia, esclavitud y otros abusos, especialmente en las zonas aún en guerra.
Datos Sociales
Esperanza de vida: Población total: 56,55 años.
Hombres: 55,49 años
mujeres: 57,66 años (año 2000)
Mortalidad infantil: 70,21 muertes/1.000 nacimientos (año 2000)
Tasa de alfabetización: población total: 46,1%
Hombres: 57,7%
Mujeres: 34,6% (año 1995)
Servicios médicos: el 30% de la población no tiene
acceso a servicios médicos. (10.000 personas por médico)
Proporción hombres/mujeres: Al nacer: 1,05
hombre(s)/mujer
Menores de 15 años: 1,05 hombre(s)/mujer
Entre 15-64 años: 1 hombre(s)/mujer
Más de 65 años: 1,33 hombre(s)/mujer
Población total: 1,03 hombre(s)/mujer (año 2000)
Datos religiosos: Musulmanes:
60% (en el norte); Religiones tradicionales africanas: 30,26%; Cristianos: 9,74%
(la mayoría de estos en Jartum y en el sur del país).
Familia y Tradición
Algunos aspectos de la ley, incluyendo bastantes
provisiones de la ley islámica interpretadas y aplicadas por el
Gobierno, así como muchas prácticas tradicionales, discriminan a
las mujeres. La segregación de géneros es común en la sociedad.
De acuerdo con la ley islámica, una mujer musulmana tiene el
derecho a poder disponer de su propiedad sin interferencias y pueden
recibir la herencia de sus padres. Sin embargo, una hija obtendrá
siempre la mitad que un hijo, así como una viuda hereda una
pequeña parte de las propiedades de su marido, cuya mayor parte
pasa directamente a los hijos varones.
Es mucho más fácil para un hombre que para una mujer
sudanesa iniciar el procedimiento legal para divorciarse. Estos roles se aplican
sólo a los musulmanes y no a miembros de otras religiones, para quienes se
aplican otras leyes religiosas. Aunque un hombre puede casarse con una mujer no
mulsumana, una mujer musulmana no podrá casarse con un hombre no musulmán, a
menos que este se convierta al Islam.
Las mujeres no pueden viajar sin el previo consentimiento de
su marido.
Sensibilización Social
Un decreto gubernamental prohíbe la discriminación basada en motivos de
religión o sexo. El Acta de Educación General de 1992 estipula la igualdad de
oportunidades en la educación para toda la población. Los mecanismos para la
defensa social, especialmente en lo que concierne a la violencia contra las
mujeres, son débiles. La nueva Constitución, implantada hace pocos años,
prohíbe la discriminación basada en raza, sexo o creencia religiosa, aunque no
se aprecie en temas prácticos.
Representantes gubernamentales exigen que las mujeres en los
lugares públicos y oficinas gubernamentales y las niñas y profesoras en las
escuelas cumplan con la ley islámica de la indumentaria. En junio del 2000, un
juzgado de Jartum condenó a 25 estudiantes de la Universidad de Ahlia a ser
azotadas por haber provocado disturbios y cometer "actos obscenos".
Los actos obscenos a los que se refiere la sentencia, aparentemente, son el
simple hecho de que las estudiantes llevaban pantalones.
Datos Sanitarios
Acceso a agua potable: 73%
Servicios médicos: el 30% de la población no tiene acceso a servicios
médicos. (10.000 personas por médico)
Tasa de mortalidad materna: 660/100.000
Mortalidad infantil: 70,21 muertes/1.000 nacimientos (año 2000)
Mutilación Genital Femenina (MGF): el 90% de las mujeres han sufrido este procedimiento.
La infibulación, el método más severo de MGF, es el más practicado.
La tradición de la mutilación genital femenina (MGF) está
ampliamente extendida en Sudán y aproximadamente se calcula que el 90% de las
mujeres la sufren. La infibulación, la práctica más severa de la MGF, es el
tipo más desarrollado en Sudán y normalmente se practica a las niñas entre
los cuatro y siete años. La realizan, generalmente, los
"practicantes" tradicionales mediante unas condiciones sanitarias
precarias y provocando, además del terrible dolor que conlleva, un alto riesgo
de infecciones. Ninguna forma de MGF está prohibida por ley alguna en Sudán,
aunque la ley sanitaria prohibe a los médicos practicarla.
Dos ONG's locales están envueltas activamente en erradicar la
MGF, que ellos describen como una "práctica perjudicial". Un pequeño
porcentaje de la sociedad, la más urbana y con mayor nivel de estudios, empieza
a abandonar la práctica.
Violencia contra las mujeres
La violencia contra las mujeres continua representando un grave problema,
aunque no existen estadísticas ni datos concretos. La mayoría de las mujeres
sudanesas son reacias a denunciar situaciones de este tipo en público, aunque
la violencia doméstica es la principal causa de divorcio. La policía
normalmente no interviene en las disputas domésticas. En concreto, las mujeres
desplazadas desde el sur eran vulnerables a abusos sexuales y violencia. El
Gobierno nunca ha reconocido que esta violencia sea un problema. El castigo a
los violentos puede variar entre 100 latigazos, 10 años de prisión o la
muerte.
La prostitución está siendo un problema en aumento, aunque no existe el
turismo sexual que se está dando en otros países africanos.
Aunque la ley no prohíbe el tráfico de personas, prohíbe explicitamente la
esclavitud y los trabajos forzados. Sin embargo, la esclavitud persiste,
afectando especialmente a mujeres y niños. Especialmente en las zonas en guerra
se capturan a los esclavos, que son transportados a la zona central y norte de
Sudán. Existen informes sobre la venta de niños en mercados ilegales. Libia ha
estado implicada en el problema. También se ha implicado en este negocio al
propio gobierno y asociaciones ligadas a él.
Aproximadamente unos 3.000 niños ugandeses fueron obligados a convertirse en
soldados o exclavos sexuales para el LRA, un grupo armado ugandés presente en
el sur de Sudán, que recibe el apoyo del gobierno. Existén también informes
en los que se refleja que el LRA había comerciado hace unos años con niñas
sudanesas.
En mayo de 1998 el gobierno creó el Comité para la Erradicación de la
Abducción de Mujeres y Niños. El Comité ideó los mecanismos para identificar
a los abducidos y hacerlos regresar a sus hogares. Hasta el momento han vuelto
200 personas.
Fuentes: Departamento de Estado de los
EEUU, CIA
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